Cuando los objetivos e indicadores están claros las historias, las excusas y la demagogia quedan al descubierto. Ninguna charla les impedirá que los resultados que su comportamiento ha logrado digan lo que hay, sin dudas.

La negación plausible se acabó. Darle la vuelta a la historia, cambiar los datos, decir medias verdades dejan de ser herramientas útiles para excusar un desempeño deficiente.

Rendir cuentas se vuelve inevitable y mucha gente se encoje ante situaciones en las que la responsabilidad y el rendimiento de cuentas es una práctica habitual: Bien porque no están acostumbrados a rendir cuentas, a responsabilizarse del cumplimiento, o simplemente porque las propias responsabilidades no están claras.

Pero rendir cuentas no tiene que ver con acusar o ser acusado. No supone que las cosas o están bien o están mal. El rendimiento de cuentas implica la capacidad de: reconocer la realidad de los resultados obtenidos, y si nos son los deseados, aceptar la responsabilidad de las decisiones que llevaron a ellos y definir las acciones que se van a llevar a cabo para reconducir la situación. No se trata de buscar culpables, hay decisiones mejores y peores y por supuesto márgenes de mejora.

Y por donde empezamos?

Ending.Beginning

Habitualmente para las empresas que quieren empezar a hacer de la innovación un objetivo estratégico o quieren relanzarla cuando las estrategias hasta ahora ejecutadas no han funcionado del todo bien, lo más difícil es decidir por dónde empezar. Si tenemos problemas para definir los objetivos, entonces no tiene sentido una elaborada estrategia sin tener claro dónde quiere estar la organización en el futuro.

Empezar por lo fácil es la mejor manera de crear las conexiones y alineación correcta entre las intenciones a largo plazo y los objetivos e indicadores estratégicos que dirigirán los pasos hacia esa visión.

 

Para ello hemos de establecer los elementos básicos:

1º) Definir el Objetivo o resultado estratégico: es el resultado futuro, enunciado como si ya hubiera ocurrido.

2º) Establecer la alineación con la estrategia o pregunta: Conseguir ese resultado, ¿qué aspecto de la estrategia global de la compañía nos ayudará a alcanzar?

3º) Definir el Indicador con el que vamos a medir y establecer el valor objetivo a cumplir: La estrategia no se mide, se mide el resultado.

4º) Marcar la hoja de ruta estratégica: ¿Cómo lograremos alcanzar ese resultado? ¿Qué camino tomaremos?

5º) Identificar Indicadores guía: ¿qué nos dirá que estamos progresando hacia el logro de los resultados?

6º) Definir Entregables o resultados de los proyectos: tangibles que iremos elaborando y entregando durante la ejecución y al final del proyecto.

En los próximos post, iremos desarrollando cada uno de estos elementos…

 

40% descuento – Código 40DTO