En este post hablaremos de nuestro querido/odiado/necesario cliente .

Una de las cosas que más nos gusta de www.liderdeproyecto.com es su lista de chistes relacionados con la gestión de proyectos porque, como decía no-se-quién, soy de los que piensa que hay que “aprender a reírse de uno mismo para que nunca nos falte de qué reirnos”.

Lo Posible ya lo hicimos.
Lo Imposible lo estamos haciendo.
Para los Milagros se necesita un poco de tiempo.

Ahora que estamos incorporando cada vez más a nuestros proyectos el apasionante, retador y enriquecedor mundo de la gestión ágil, ahora que ya hemos visto que hay más diferencias con la tradicional que el hecho de que los formadores de gestión tradicional demos las clases con corbata, de pié y con un powerpoint y los formadores ágiles la den sentados en el suelo, vestidos con un toque hippy y huyan de aquello que no sean post-its, pizarras y rotuladores, ahora que estamos tratando de que nuestra cintura mental se vaya flexibilizando, ahora que creemos que, como siempre “Virtus in medio est” (Horacio dixit), la solución a la gestión ágil o rígida, o semirígida o semi-ágil, está en su síntesis.

Volviendo al comienzo de este post, me gustó especialmente este chiste de http://www.liderdeproyecto.com/,

“Un día un líder de proyecto que estaba por Egipto visitando las majestuosas pirámides, de repente se encuentra una lámpara y sin pensarlo dos veces la frota, de pronto sale un genio maravilloso que le dice:

«Por haberme liberado de mi prisión te concederé un deseo, así que piénsalo bien y pide lo que quieras»

Entonces el líder de proyecto le dice:

«Deseo la paz en Medio Oriente»

El genio se queda pensando y le comenta «Mmmmm no creo que mis poderes lleguen a tanto, esa gente ha estado peleada por cientos de años. Por qué no pides otra cosa»

A lo que el líder de proyecto asiente y nuevamente formula un deseo:

«Ya sé… quiero que todos mis usuarios nunca se quejen de mis proyectos y me soliciten cambios sensatos en los requerimientos»

El genio con cara de sorprendido solamente alcanza a decir:

«A ver préstame el mapa… ¿Dónde dices que está el Medio Oriente?»

Efectivamente, seguimos pensando que el cliente sabe lo que quiere y nos enfadamos si no es así, seguimos pensando que el cliente no debe cambiar de opinión y nos enfadamos si no es así, seguimos pensando que le realidad es estática, estable y nos enfadamos si no es así, seguimos pensando que existe el genio de la lámpara maravillosa y no es así… y, si existe, cuidado con lo que le solicitamos porque puede pasarnos como al manco que le pidió que le dejara los dos brazos iguales…y, como los requisitos no estaban claros y solamente se podía pedir una vez… el genio, obediente, le dejó sin brazos.

 

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